Como consecuencia de la crisis inmobiliaria e hipotecaria del año 2008, las obras de muchas promociones de viviendas se paralizaron, creando situaciones muy complicadas tanto para los promotores como para los compradores que en muchos casos perdieron sus ahorros.

Las empresas constructoras quebraron y esos activos quedaron en manos de los bancos propietarios de las hipotecas que fueron a su vez vendidos a fondos de Inversión para, de este modo, eliminarlos de sus balances.

Años después muchas de aquellas viviendas siguen paralizadas. Se abre una ventana de oportunidad para la compra de estas viviendas de forma individual y por un precio muy por debajo del precio de mercado.

Los fondos de inversión no se interesan por su adquisición

No resultan atractivas debido a complicadas posiciones legales, económicas y en ocasiones problemas urbanísticos que requieren un estudio complejo, gran profesionalidad, experiencia y profundos conocimientos para hacer una gestión integral que logre desbloquear las obras y permitir terminar las viviendas.